Desde hace algún tiempo se ha venido escuchando una nueva corriente del liderazgo, esa que invita llevar a los líderes a ser anfitriones, aquellos que han trascendido las dinámicas negativas de la política alimentadas por la jerarquía, han ignorado sus organigramas organizacionales y las descripciones de rol que confinan el potencial de la gente. En su lugar, se han vuelto curiosos.

  • ¿Quién hay en esta organización o comunidad?
  • ¿Qué habilidades y capacidades pueden ofrecer si se les invita cómo participantes con pleno derecho?
  • ¿Qué es lo que saben, que percepciones pueden aportar que lleven a solucionar este problema?

Los líderes anfitriones son conscientes que las personas solamente apoyan proyectos en los que han participado desde su creación, No sirve de nada esperar que las personas “compren” planes y proyectos desarrollados de otra forma.

Los líderes anfitriones deben:

  • Proveer condiciones y buenos procesos grupales para que las personas trabajen juntas.
  • Proveer tiempo, el recurso más escaso de todos.
  • Insistir frecuentemente en que las personas y el sistema aprenden de la experiencia.
  • Ofrecer apoyo inequívoco. Las personas saben que el líder está allí para ellas.
  • Mantener la burocracia en su sitio, creando oasis (o búnkeres) donde las personas se sientan menos sobrecargadas por la demanda de informes sin sentido y trámites administrativos superfluos.
  • Jugar de defensa frente a otros líderes que quieren recuperar el control y son críticos sobre el hecho que a las personas se les ha dado demasiada libertad.
  • Compartir a menudo con las personas cómo les está yendo, lo que están consiguiendo y cuán lejos ya han llegado.
  • Trabajar con las personas para desarrollar medidas de progreso relevantes que hagan sus logros visibles.
  • Valorar la convivencia y el sentido de equipo —no iniciativas burdas de apoyo sino el espíritu que surge en cualquier grupo que desempeña conjuntamente un trabajo difícil.

Los líderes anfitriones han de ser hábiles convocadores.

Deben darse cuenta que su organización o comunidad son ricas en recursos y que la forma más fácil de descubrirlos es la de juntar a personas diferentes en conversaciones significativas. Convocar y facilitar conversaciones significativas no se trata de que las personas se agraden las unas a las otras, o de que se sientan bien. Consiste en crear los medios para que los problemas puedan solucionarse, para que los equipos funcionen bien, para que las personas se conviertan en activistas llenos de energía.

Los líderes anfitriones crean cambios sustanciales al apoyarse en la creatividad, el compromiso y la generosidad de todos pues saben que estas cualidades están presentes en todas las personas y organizaciones.